Te levantas y ahí está, la que nunca te abandona, quien siempre está ahí. Siempre. Pase lo que pase nunca te abandonará. Hoy se ha levantado con los ojos hincados, alguien debería recordarla que llorar demasiado empieza a ser malo. Sus ojeras están marcadas, últimamente más de la cuenta, un poco de estrés, un poco de falta de sueño, un mucho de no poder descansar... Factores acumulables que consiguen que poco a poco los preciosos ojos vayan diezmando. Aún recuerdo ese brillo, ese brillo al sonreír, ese brillo que todos decían que a otros hacía sonreír. Echo de menos ese brillo en su mirada, en parte es culpa mía, los demás son malos pero yo soy quien más la machaca. Incluso cuando ella intenta animarme la recuerdo que no, que no se puede, que seguirá siendo lo que es, eso no puede cambiarse. Hay días que la dejo que sueñe con que un día puede ser feliz, luego antes de dormir, en el momento que espera recibir un buenas noches que nunca aparece, la obligo a recordar que ella no vive en un cuento de hadas y que como mucho interpretaría el papel de vieja malvada.
Pero hoy es diferente, hoy es especial, los ojos hinchados han desaparecido, no hay razón. Hace tiempo que ella no entiende a razones, a diario la recuerdan que no es tan mala como la pintan pero ella sigue sin creérselo, hoy en cambio se ha despertado con el mundo a sus pies. Yo no voy a decirla nada solo adelante, llevo mucho tiempo obligandola a fingir una sonrisa y hoy ella sonríe sin más. Hoy no la voy a pedir nada, solo que siga así.
Esa persona eres tú, si no sonríes es tu culpa, sólo tuya. No dejes que tus ojos se vuelvan a hinchar, tenlos abiertos para disfrutar de la vida, nunca pierdas el brillo en la mirada, nadie sabe si será la luz que te hará soñar. Recuerda, que si tú no te quieres nadie podrá hacerlo.