¿Alguna vez has aguantado la respiración hasta
no poder más? ¿Alguna vez te ha cogido una ola y has salido casi asfixiado? Entonces
entenderás esta sensación. La necesidad de aire, ese vacío en el pecho, esa necesidad
de llenarlo. ¿Te acuerdas de esa agonía cuando ese aire no entra? Esa vulnerabilidad
que se siente al saber que has hecho todo lo posible, que ahora solo puedes
esperar...Que no sabes cuando volverá que lo has dejado marchar. Yo siento esa
agonía, siento como cada vez tengo menos aire porque tengo que ver como se va y
tengo que aguantarme y aunque sea
lo mejor que puede hacer, no os imagináis lo que duele. Hoy es seis, hace
ya un mes desde la última vez que te he podido abrazar y si crees que eso es
mucho no quiero imaginar lo que es esperar otros 4 meses más, ¿has intentado
estar 4 minutos sin respirar? Pues entonces entenderás que me alegre de tu
oportunidad que quiero que la disfrutes pero tú tienes que entender que no
pueda evitar llorar al pensar que no voy
a poder verte sonreír, que me duele como un puñal solo poder oírte por teléfono
y no te imaginas lo duro que es oírte decir que necesitas un abrazo cuando no
puedo dártelo.
Si no fueras tan importante, si no fueras como
eres, si no me sacaras un millón de sonrisas diarias quizás y solo quizás
dejaría de llorar.
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